Cine en serie – El hombre del brazo de oro

POKER DE FOTOGRAMAS (IV)

Es difícil encontrar otro cineasta que con una carrera de más de cuarenta años como director haya conseguido una obra tan sólida y uniforme en cuanto a calidad, abordando tantos estilos y temáticas tan opuestos, como el austriaco Otto Preminger; en este punto, quizá sólo Howard Hawks pueda presentar un currículum más dilatado en el tiempo, más variopinto en cuanto a géneros, más constante en su nivel artístico y más reconocido por crítica y público. Preminger, que construye sus filmes partiendo de guiones compactos, muy bien estructurados y literariamente impecables, base indiscutible para dotar a sus personajes de perfiles psicológicos complejos y contradictorios y a sus historias de abundantes matices y diferentes niveles de lectura, tiene en su haber unas cuantas obras capitales de la Historia del cine, como son la sobresaliente Laura (1944), El abanico de Lady Windermere (1949), Cara de ángel (1952), Río sin retorno y Carmen Jones (ambas de 1954), Buenos días, tristeza (1958), Porgy y Bess y la obra maestra Anatomía de un asesinato (1959), Éxodo (1960) o El cardenal (1963).

Su proyecto de 1955, El hombre del brazo de oro, suponía un tema excesivamente arriesgado para Hollywood, de ahí que arrastrara tantas dificultades económicas y profesionales para ponerla en pie. En una sociedad como la norteamericana de mediados de los cincuenta, puritana en lo formal, sacudida todavía por las veleidades y paranoias de la “caza de brujas” y en la que muchos aspectos censurables de la vida privada de las estrellas eran secretos a voces en los círculos apropiados, no resultaba del agrado de productores, críticos y público ver determinados temas plasmados en la pantalla de manera demasiado explícita, mucho menos cuando las mentalidades conspiranoicas defensoras del American Way of Life indentificaban determinados comportamientos (ideas de izquierdas, homosexualidad, adicciones, etc.) como contrarios al ideario nacionalista norteamericano, y, por tanto, como sospechosos de colaboracionismo con esos entes extranjeros, principalmente de índole comunista, considerados enemigos. Lo que hoy puede parecernos una mentalidad infantil difícilmente explicable y justificable entre personas adultas y razonables, en aquella época era capaz de acabar con carreras y vidas profesionales de un día para otro. Si Billy Wilder experimentó en 1945 el rechazo de buena parte de los sectores económicos, cinematográficos y sociales a raíz del estreno de Días sin huella y su retrato crudo y desgarrador de la adicción al alcohol (voces acalladas con el éxito de la película entre el público y la consagración de Wilder en los Oscar de ese año), Otto Preminger diez años más tarde volvería a ser blanco de las mismas fuerzas conservadoras. La primera dificultad fue pues la elección de un actor que pudiera encarnar al protagonista, a ese perdedor recién salido de la cárcel que soporta un pasado de adicción al poker y a la heroína y, más importante, que se ofreciera a interpretar un personaje que iba a concentrar las iras de buena parte de la profesión y del público americanos. Sólo un valiente, Frank Sinatra (porque Sinatra era muchas cosas, no todas positivas, pero la valentía era un rasgo innegable en él: así lo sabían quienes, por ejemplo, compartieron sus rodajes en España y sabían de su costumbre de sacar al pasillo las fotografías de Franco que presidían las habitaciones de muchos hoteles, honroso comportamiento que le produjo no pocos problemas con la policía y la Guardia Civil del momento) aceptaría, no sin dudas, el papel, y cabe afirmar que sin él la película, de haber sido, no sería la misma.

Sinatra es Frankie Machine, apodado El hombre del brazo de oro, un experto croupier de los bajos fondos, especializado en duras partidas de poker de muchas horas e incluso días de duración, que vuelve a su barrio de siempre una vez en libertad tras un breve paso por la cárcel. Su presencia es garantía para que una partida de poker sea limpia. Su problema: su debilidad por la heroína. Su voluntad: la estancia en prisión le ha regenerado por completo, ha aprendido un oficio, ha descubierto su amor por la música, y su única intención es reconstruir su vida huyendo de todo aquello que le hizo hundirse. No tiene ninguna intención de volver a las andadas, ha dejado el juego de poker y la droga para siempre, quiere vivir y nada va a impedírselo. Para ello, se ha preparado como baterista de jazz y tiene un contacto que puede proporcionarle un empleo. Sólo necesita un poquito de suerte para echar a rodar su nueva vida. Sin embargo, su esposa Zosh (magnífica Eleanor Parker en su personaje de mujer fría, resentida y manipuladora) es un gran problema para Frankie: tiempo atrás quedó impedida a raíz de un accidente del que él se siente culpable, y no duda en chantajear emocionalmente a Frankie, que se siente culpable de su desgracia, para tenerlo atado a su lado y conseguir todos sus propósitos. Zosh, cuya perfidia sólo es comparable a su ambición, exige a Frankie que acepte los trabajos como croupier que le proporciona su antiguo jefe, Schwiefka (Robert Strauss), un organizador de partidas clandestinas, para así ganar un dinero que les proporcione comodidades. De este modo Frankie vuelve a caer en el ambiente que lo pervirtió, en las largas y duras apuestas de dinero al poker, pero no olvida que sólo es una solución temporal en tanto concreta su empleo como músico. Sin embargo, la mala suerte quiere que el traje que su amigo Sparrow (Arnold Stag) le consigue para la audición sea robado y que la policía detenga a Frankie. Louis (Darren McGavin), el antiguo proveedor de Frankie se ofrece a pagarle la fianza, pero con una condición innegociable: deberá trabajar para él en una partida de poker que organiza.

Preminger retrata así al perdedor devorado por las circunstancias, al hombre regenerado, rehecho a sí mismo, que se enfrenta a una pinza (la ambición de Zosh, su esposa, por un lado, y los pérfidos intereses de Schwiefka y Louis, por otro) contra la que no tiene fuerzas ni capacidad de enfrentarse. Una vez perdida su oportunidad de convertirse en músico, no le queda más remedio que volver al mundo del que quiso huir y sucumbir de nuevo a todas las debilidades que lo hicieron caer la primera vez. Hundido por el tiempo perdido, las ocasiones desaprovechadas, agotado por tantas noches y días sin dormir y apenas comer, Frankie necesita de nuevo la heroína para mantenerse despierto y consciente, ágil y competente para desempeñar su trabajo de croupier. Esta dependencia, todavía más fuerte que la vivida anteriormente, le hará saltarse cualquier límite para conseguir satisfacer su necesidad de heroína y los caprichos de Zosh. Enfrentado a su esposa y a sus falsos amigos, sólo la actitud redentora de un antiguo amor, Molly (Kim Novak) le hará enfrentarse de nuevo con sus miedos y sus complejos, luchando por salir adelante y abandonar el mundo de la noche para siempre.

Así, Preminger construye una historia de debilidad, dolor y redención a través del amor y de la muerte que como tal en esencia termina siendo en última instancia un cuento de carácter moral en el que los malvados son castigados y se redimen por una muerte que el espectador percibe como desenlace pertinente y ajustado a sus malévolos métodos de conducirse con los demás, y los personajes positivos abren ante sí un nuevo horizonte de esperanza y de vida por construir sobre la base del amor, abandonando sus aspectos negativos junto con su pasado. Sostenida magníficamente por un guión espléndido que mezcla aspectos del melodrama, el cine negro y el drama sentimental, en el que los personajes, alguno de ellos trazado quizás de alguna manera un tanto arquetípica, contienen historias propias y un pasado que condiciona su actitud en el presente del filme, que no los justifica ni absuelve con indulgencia pero que sí explican su comportamiento y su psicología, y con una estética que retrata a la perfección la vida nocturna de un barrio marginal de una gran ciudad y el ambiente oscuro y peligroso de los finos márgenes de la ley (que supuso la nominación al Oscar a la mejor dirección artística), acompañada por la sensacional partitura de Elmer Bernstein (nominado al Oscar por su composición), repleta de esos sonidos de saxo y orquestaciones que asociamos a la noche y a la vida al límite, son las interpretaciones, sobre todo la del triángulo emocional protagonista (Sinatra, nominado al Oscar, magnífico sobre todo en su recreación del síndrome de abstinencia y en su candidez inicial, Parker, ambivalente, tramposa y pérfida, y Novak, ingenua, bienintencionada y engañosamente frágil, toda hecha carnal sensualidad), las que componen una narración de antihéroes que buscan su sitio en una atmósfera hostil y que los apuestan todo por conseguirlo (a este respecto, como siempre pero más que nunca, aconsejamos disfrutarla en versión original; la doblada devalúa demasiado los matices que los actores incorporan a sus personajes y les restan personalidad propia). Una historia muy atrevida para los años cincuenta, imposible de ver hoy en las pantallas sin evitar tentaciones moralizadoras y aleccionadoras políticamente correctas. Porque el film de Preminger no evita la moral, es más, se recrea en ella, pero está construido para adultos y con personajes adultos, con una osadía y ambición que va mucho más allá del mero ámbito del problema de la adicción, a diferencia de los típicos retratos de la drogadicción juvenil en el cine que vemos hoy, tan tópicas y maniqueas y, casi siempre, cobardes.

Post realizado con la colaboración de pokerlistings, una de las mejores páginas de poker online

32 comentarios sobre “Cine en serie – El hombre del brazo de oro

  1. Ya sabes que me encanta Alfredo, la película y Sinatra…sin olvidarme de Preminger, uno de los más grandes. Pero después de leer tu reseña aún me apetece verla una vez más y cuantas veces haga falta porque el buen cine nunca cansa y siempre satisface.

  2. Fantástica reseña de una película de uno de mis directores y también, por qué no, de varios de mis actores americanos favoritos. No así la Novak, que siempre me ha parecido una actriz poco convicente, aunque con un físico espectacular, que duda cabe. 😉

    Saludos,

  3. Hola, si necesitais entradas os puedo recomendar a tengoentradas.com, es una web fiable de compra-venta de entradas española en la que los usuarios compran y venden entradas para cualquier espectáculo, ya sea fútbol, toros, conciertos o cualquier evento.
    Además hace poco han incorporado la búsqueda de entradas en Twitter que va muy bien.
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  4. Una de las películas que más me entusiasman no sólo de Preminger, sino del cine clásico. El arco de transformación de Frank Sinatra, es toda una clase magistral de guión.

    Saludos!!

  5. Me alegro, Dana, y también de que el primer lugar donde se publicó este texto fuera tu casa.
    Un abrazo.

    Gracias, Celebes. Cierto, la Novak, todo lo contrario, por ejemplo, de las actrices italianas de por aquel entonces, era muy carnal, pero fríamente carnal, nada cálida.
    Saludos.

    Tomamos nota, gracias.

    De guión y de matices de interpretación, Nacho, ciertamente, aunque haya quien relativice las cualidades de Frank como actor.
    Saludos.

  6. ¡Ay! Hace ya demasiado tiempo que no la veo, esta pieza descomunal en todos los sentidos; acabo de comprobar que ni siquiera la tengo en mi colección, lo que significa que no la he visto en esa v.o. que tan encardecidamente recomiendas con mucho tino como colofón a una crítica fantástica, Alfredo, impecable ene todos los sentidos.

    Así que a la lista de pendientes va y me parece que la adelantaré un poquito, porque su recuerdo es memorable y ya me apetece verla: es de esas que conviene repasar después de una tarde aciaga de cine «moderno» y «políticamente correcto», si… ¡Ay!

    Saludos.

  7. Preminger me apasiona y ésta es de las películas que guardo buen recuerdo. Tu texto me la ha recuperado y ha salido de su rincón de memoria.
    El director-ogro trató muchos temas que no podían tocarse por un código Hays cada vez más caduco. Y uno de esos temas era la drogodependencia y más a la heroína. Preminger como en otras películas se salta a la torera el código para que empezaran a darse cuenta de que había un montón de temas que estaban esperando a ser tratados, de nuevo, cinematográficamente. Es curioso que en películas mudas y anteriores 1934 se tocaban con pelos y señales asuntos que no volvieron a tratarse hasta finales de los cincuenta, sesenta y definitivamente en los setenta.
    Frank Sinatra está que se sale como drogodependiente (impagable en la recaída y en el periodo de abstinencia), la Novak correcta y el personaje peliagudo y complejo es esa Eleanor Parker en silla de ruedas. Uff, qué papelón.
    Preminger era ogro, según dice, y ladraba mucho pero abrió puertas para que muchos temas volvieran a tratarse en la pantalla grande (recuérdese Anatomía de un asesinato, El cardenal, Tempestad sobre Washington, Carmen Jones o La luna es azul -lo que le armaron por hablar claramente de virginidad y otros asuntos-).

    Gracias y besos
    Hildy Johnson

  8. Es uno de los directores preferidos de mi madre. Tuve la suerte de ver muchas pelis suyas, cuando en la tele se veían películas y no tostones. 0tto Preminger fue atrevido, inteligente, audaz.

    Ahora me han entrado ganas de ver esta pelí.

    K,

    Marta

    PD: Tu correo me devuelve los correos míos. Ayyyyy

  9. La volví a ver no hace tanto, dado que es una de esas que requieren un relato.
    En cualquier caso, y considerando que «Anatomía de un asesinato» es el paradigma de su cine, ésta, junto a «Laura», serían otras dos grandisimas obras de entre las muchas y buenas que tiene este hombre en su haber.

  10. Lo de siempre.Otra vez he vuelto a caer y he mordido la manzana.Por suerte no está envenenada ,si no todo lo contrario,al dar el primer mordisco , he acabado hasta con las pepitas.
    Excelente ,magnífico post Alfredo.
    Habrá que verla.
    Saludicos.

  11. Ya lo siento ya, Marta. Lo del correo, no lo de Preminger… Pocos directores tienen una obra tan variada y notable.
    Besos.

    Cierto Raúl, yo creo que son sus tres mejores filmes; hay alguno más y también cosas más de andar por casa, pero excelente siempre en su labor de dirección.

    Gracias, Carmen. Hay que verla a menudo, es de las que permite descubrir cosas nuevas cada vez.

    Gracias Carmen, no la dejes pasar.
    Saludos.

  12. Magistral post sobre una de las mejores películas de Otto Preminger,la más redonda y también una de las mejores interpretaciones de Sinatra. La película resultó ser tan original en su época que incluso su cartelera estuvo prohibida por la censura y los títulos de crédito resultó ser originalísimo.
    Mi querido amigo,con tu permiso enlazo este post con el mío en donde reseño la gran novela de Nelson Algren.

    Un fuerte abrazo.

  13. Por supuesto, Francisco. Lamento no haber recordado ese post para, precisamente, enlazarlo aquí, ya disculparás.
    Totalmente de acuerdo en lo de Sinatra, quizá esta sea su cima como actor.
    Abrazos.

  14. Querido 39 escalones, ¿que me dices siempre?: que no opine desde el prejuício. Sinatra éra muy grande, como cantante y como actor, éra un tipo muy listo, sabía escoger sus proyectos en cine y poseía una personalidad arrolladora. Otra cosa es que te caiga mal porqué éra un «mafioso» que hacía marranadas, mandaba matones para que dieran palizas, y también se le atribuye algún crímen célebre del que no entraré en detalles-; pero tiene tanto grandes películas,-no todas musicales-, con Minelli, con Mankiewitcz…; como inolvidables canciones.
    Con Preminger pasa lo mismo, moralmente éra reprobable, cuando íba a Viena se hospedaba en la misma habitación de hotel que frecuentó Hitler; pero a nosotros ¿qué?;
    La obra de Preminger y de Sinatra és magnífica.

  15. No he dicho yo lo contrario, al revés, he afirmado su valentía. Pero, como bien sabrás a poquito que hagas memoria, no siempre acertó con lo que elegía, y no siempre estaba todo lo bien que debiera. Y Preminger es posiblemente el cineasta más oportunista de la historia, es la versión clásica de Antena 3.

  16. No puedo estar más en desacuerdo respecto a Preminger. Sinatra hizo buenas y malas películas, sí, -algunas de las que hizo con Dean Martin, Saamy Davis Jr. y Peter Lawford no tienen nombre-; pero Preminger no siempre fué sensacionalista: «Laura», «Cara de ángel», «Anatomía de un asesinato» y «El factor humano» son muy asépticas desde la tésis que sostienen, el diálogo vá por un camino y las intenciones de los personajes por otro; y los finales de ests películas son célebres por lo desencantados que son. Encuentro más sensacionalista a Fritz Lang,-que me encanta-, pero reconozco que tama partido por unos personajes y unas posturas que son muy discutibles.
    Precisamente has escogido una cinta muy sensacionalista de Preminger, con unos temas que él desconocía por completo y que reprobaba; éra muy aristocrata, odiaba los suburbios.
    Adaptó bestsellers en los que no creía mucho, como Éxodo, a él los judíos le dabas cien patadas, fué un lavado de imágen.
    El cardenal tiene dos episodios buenos en una trama sonrojante.
    Y podría seguir, pero no sacaríamos nada en límpio. Si lées el libro «El cine negro americano. Los secretos de los cineastas del periodo clásico» de Robert Porfirio, Alain Silve y James Ursini, publicado por la editorial LAERTES verás lo pedante, lo fantasma y lo muy desagradable que resulta Otto Preminger; habla mal de todos sus colegas de oficio; se dá mucho autobombo, miente como un bellaco y no creo que viera cine de otros directores.
    Te ocurre como a mí: le aborreces como persona pero reconoces que dentro del cine negro tiene una sección.

  17. Todos los aristocratas teutones que dejaron la Alemania nazi, habiendo pertenecido con anterioridad al partido nacionalsocialista, como Preminger o Fritz Lang son muy oportunistas, no te lo voy a discutir. -A Fitz Lang se le atribuyen además las extrañas muertes de sus dos esposas-.

  18. De todas formas decir que Preminger hacía telemovies o programas de «actualidad social» como las de Antena 3 me parece excesivo, ésos telefilmes y programas un aborto deficiente y moribundo desde su gestación,-he sido figurante y extra en alguno, todo es falso, se hacen únicamente por dinero-, ¡ya quisieran parecerse a la peor de las películas de Preminger!; -hay hipérboles que pueden ser muy divertidas pero que no se corresponden con el objeto-sujeto que se analiza. Por ése mismo principio te puedes cargar a muchos productores y directores clásicos, y no tan clásicos. La idea sobre la comercialidad que existía en aquellos años: los temas duros, con espíritu de superación por parte del proagonista, con chica guapa, moraleja y final feliz. El cine de género americano és ya de por sí és una sumisión a unos parámetros muy concretos.
    Que me dices: «si ahora viviera Otto Preminger adaptaría un best-seller sueco», te digo: «claro que sí».

  19. Yo no he dicho que haga telemovies ni programas de esos; yo he dicho que es tan oportunista como Antena 3. Atiende un poco más a lo que digo y te ahorrás letra y tiempo.
    El best-seller sueco lo va a adaptar David Fincher, otro que tal. Aunque hay alguno por ahí al que le gusta mucho.

  20. Preminger ha sido ampliamente superado en cuanto a oportunismo por el cine, la radio y la televisión actuales; y en cuanto a lo de las parrafadas largas y al no atender a lo que se dice: «el patituerto baila con el cojitranco», ni más ni menos. Los best-sellers suecos son una moda pasajera, como Dan Brown, J. K. Rowling y la saga «Crepúsculo»; no he leído nada de todo éso, ni pienso hacerlo.

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