Mis escenas favoritas: Doctor Zhivago (David Lean, 1965)

Una de las varias clases prácticas sobre el comunismo que contiene esta obra maestra de David Lean, basada en la novela de Boris Pasternak. Una secuencia con múltiples rostros reconocibles, de cinematografías diversas, que encajan muy bien todos juntos bajo el sello de Hollywood.

Rareza entre los hielos: La tienda roja (1969)

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Escribe Javier Reverte en su estupendo libro En mares salvajes (Random House Mondadori, 2011): En 1926 [Amundsen] sobrevoló el Polo Norte, con el americano Lincoln Ellsworth y el italiano Humberto Nobile, a bordo de un dirigible que partió de Spitsbergen, la isla principal del archipiélago de las Svalbard, y de regreso aterrizó en Nome, Alaska. De este viaje surgieron fuertes disputas que, sobre todo, enfrentaron seriamente al noruego con el italiano. Nobile fue agasajado y condecorado en su país; y Mussolini lo ensalzó con una de las figuras más destacadas de su nueva Italia.

Pero dos años después, en 1928, Amundsen fue el primer voluntario que se subió a un avión, para tratar de rescatar a Nobile, cuyo dirigible Italia se había estrellado en una isla no muy lejos de Spitsbergen, cuando trataba de volar al Polo Norte para volver allí. El avión de Amundsen, un hidroplano Latham 47, con él y otros cinco hombres a bordo, desapareció el 18 de junio y tan sólo pudo encontrarse, días después, un pedazo de ala flotando en las aguas del océano. Al legendario explorador le quedaba menos de un mes para cumplir los cincuenta y seis años de edad (…).

En cuanto a Nobile, pudo ser rescatado poco después. Cuando llegó el primer hidroavión al lugar del siniestro, sólo había plaza para un hombre, puesto que las otras dos estaban ocupadas por el piloto y el copiloto. Y Nobile decidió ser el primero que se embarcara, llevando en sus brazos a su perra Titina: de ese modo, abandonaba a sus quince compañeros a su suerte y contravenía la vieja regla de que, en las situaciones de riesgo, el capitán es el último en dejar la nave. Un buque ruso rescató pocos días después a todos los tripulantes del dirigible. De regreso a Italia, acusado de cobardía por el propio Mussolini, Nobile hubo de devolver todas sus medallas.

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De vez en cuando nos gusta rescatar algún título que, sin ser precisamente imprescindible, fundamental o, en conjunto, especialmente estimable, resulta curioso e interesante por razones a menudo extracinematográficas, y que no supera la línea del friquismo, de la incompetencia o de la extravagancia que lo enviaría directamente a La tienda de los horrores. Es el caso de esta extraña y exótica La tienda roja (Krasnaya palatka), coproducción italo-soviética dirigida en 1969 por Mikhail Kalotozov que, sin embargo, fue nominada a la mejor película de habla no inglesa en la edición de los Globos de Oro de 1972. La película corresponde a esa ocasional pero fructífera corriente de coproducciones entre la Unión Soviética e Italia, cuyo máximo exponente fueron algunas obras producidas por Carlo Ponti y alguna película importante del cineasta ruso Nikita Mikhalkov (que interviene como actor en esta película), como es el caso de Ojos negros (1987).

Con los convenientes cambios y añadidos con respecto a la historia tal como es narrada por Javier Reverte, algunos como mera licencia dramática, y otros, da la impresión, por un deseo desmedido de «corregir» aspectos de la aventura no excesivamente edificantes para el público, que no dejarían demasiado bien a según qué personajes que conviene glorificar, la película de Kalotozov se construye en dos momentos temporales distintos. En el primero, un Umberto Nobile (Peter Finch) ya anciano, sufre terribles pesadillas a causa de los remordimientos del pasado. Continuar leyendo «Rareza entre los hielos: La tienda roja (1969)»