Música para una banda sonora vital: Reencuentro (The Big Chill, Lawrence Kasdan, 1983)

La nostalgia es uno de los sentimientos más en boga, en particular porque es un nicho de negocio que se está explotando hasta lo insoportable. En 1983, Lawrence Kasdan reflexionó acerca de los pros y contras de este sentimiento en esta película, todo un clásico de este subgénero, cuya trama orbita en torno al reencuentro de un grupo de amigos con motivo del funeral de uno de ellos, que se ha quitado de en medio. El paso a la madurez y las responsabilidades, las oportunidades perdidas, el pasado malogrado, el desencanto de un futuro que no es como se había imaginado y la última ocasión de enderezar la vida y «realizarse», todo esto representado por el grupo que forman William Hurt, Kevin Kline, Tom Berenger, Glenn Close, Jeff Goldblum, Meg Tilly, JoBeth Williams y Mary Kay Place.

Además del guion, que contiene buenos diálogos y situaciones muy trabajadas y elocuentes (las zapatillas deportivas como símbolo del ansiado cambio de rumbo en la vida, por ejemplo), aunque también un buen puñado de clichés, lo más destacado es la música de la película, una colección de temas clásicos y populares del rock y el pop de The Temptations, Percy Sledge, Smokey Robinson, The Rolling Stones, Aretha Franklin, The Credence Clearwater Revival, The Beach Boys, The Band, The Rascals o Marvin Gaye, con el que nos quedamos, y su Heard It To The Grapevine, que abre la película.

Y de postre, el cierre, que corresponde a Three Dog Night y su Joy to the World, deseo que no es poco para estas fechas y las circunstancias en que nos encontramos.

Música para una banda sonora vital – El paciente inglés

Márta Sébestyén es una excelentísima cantante húngara que obtuvo fama por los temas incluidos en esta película de 1996, aunque ya había logrado cierta notoriedad un año antes por su colaboración en el disco Boheme del magnífico grupo Deep Forest. Marta, hija de una etnomusicóloga, ha buceado en las expresiones más puras del folclore húngaro y del resto del este de Europa a través de su incorporación a grupos como Muzsikás y Vujicsisc, explotando una fórmula que mezcla las composiciones clásicas creadas a partir de las minuciosas recopilaciones de música popular realizadas por Béla Bartok y las melodías húngaras, rumanas, rusas o griegas y sus conexiones con la música tradicional gitana e incluso de India.

Marta ha colaborado en algunas otras películas, como en Prét à porter de Robert Altman o La caja de música de Costa Gavras. Nos quedamos con los créditos de apertura del film de Anthony Minghella acompañados por la voz de Sébestyén y con esa deliciosa joya de Marta y Deep Forest titulada Martha’s song, dedicada, of course, a mis queridas Marta y Marta.

Maravilloso clip, por cierto: el mundo, la vida, este maltrecho contenedor donde, a poco que se busque reparar en ellas, florecen por doquier belleza y armonía, no para de dar vueltas y vueltas y de recordarnos lo pequeños que somos ante su hermosa inmensidad…

Cine para pensar – La caja de música, de Costa-Gavras

En unos tiempos en que alguno de los más buscados genocidas recientes por fin se encuentra en poder de la justicia (la justicia de los vencedores, la misma que pactó antaño su huida con el apadrinamiento de Estados Unidos) y en que a iniciativa de la Audiencia Nacional de España, si la justicia norteamericana lo permite (cosa que no parece fácil, dada la restrictiva legislación de aquel país en cuanto a extradiciones y, sobre todo, a su gusto por el ocultamiento de criminales de guerra nazis a los que sacar provecho durante décadas y que podrían contar muchas cosas que abrieran nuevas perspectivas para que la opinión pública viera con otros ojos la política exterior estadounidense en los últimos sesenta años), podría tener lugar el proceso colectivo por crímenes de guerra nazis más importante desde los procesos de Nuremberg, resulta conveniente volver la vista hacia esta película de Costa-Gavras, protagonizada por Jessica Lange, Armin Mueller-Stahl y Lukas Haas, que obtuvo el Oso de Oro en el Festival de Berlín de 1990.

La película cuenta en clave de drama familiar la historia de una prestigiosa abogada estadounidense (Lange) que decide encargarse de la defensa jurídica de su padre, un inmigrante de origen húngaro (Mueller-Stahl) cuando es sorprendido con una acusación por crímenes de guerra en su presunto pasado como oficial al servicio de la Alemania nazi durante el exterminio de los judíos húngaros de 1944. Su hija, entendiendo ridícula la acusación y absurdas las insinuaciones del pasado nazi de su padre, se verá inmersa en una investigación en Europa que le irá deparando algunas sorpresas desagradables. Sin grandes alardes técnicos más allá de un más que adecuado uso de la música y de los efectos de sonido, y también de la estupenda fotografía, el siempre polémico Costa-Gavras se siente como pez en el agua con una historia que aúna varias de sus preferencias, el drama humano de unas personas que sienten en su propia vida las consecuencias de la política y la guerra. Continuar leyendo «Cine para pensar – La caja de música, de Costa-Gavras»